Jugaremos al despiste
Con destino al infinito nos encaminamos a vivir la vida. Este acto conlleva la necesidad de sentirla: disfrutarla y sufrirla.
La vida: tan grata traidora que nos ofrece un trozo de pan por un año de hambre, está siendo cruel con quienes menos ha de serlo.
Yo propongo que regresemos a la infancia, ¡hace tanto tiempo de ella y sin embargo ocurrió ayer! Volvamos a jugar al escondite. No dejemos que las tretas del destino nos alcancen, suframos lo imprescindible, y lo más importante, tengamos un amigo al lado, que nos acompañe durante este juego, tan largo que a veces incluso se hace corto.
Despistemos las malas experiencias, robemos la esencia de las mejores. Tengámonos entre nosotros.
Tratemos de sonreír cada día.
Nadie
el tiempo se la queda, él empieza a contar, nosotros corramos a un lugar donde no nos pille.
ResponderEliminarMi mano, vuestra mano.
A veces yo también deseo volver a la infancia,porque allí todo era perfecto
ResponderEliminarSi la añoranza de la infancía es una necesidad, la sonrisa de su recuerdo es el resultado.
ResponderEliminarNo hay que intentar sonreir cada día, hay que intentar no llorar cada noche.
PD: idem.